Estamos condenados

Los videojuegos tienen muchos “enemigos”; desde las madres y amas de casa que los acusan de quitar el tiempo a sus pequeños (claro, porque ellos solitos fueron a comprar el juego a la tienda), hasta abogados y políticos oportunistas como Jack “Ass” Thompson y Hillary “Quiero-ser-presidenta” Rodham Clinton.

Ahora, ellos ya cuentan con un nuevo aliado, y uno bastante poderoso, quien cuenta con todo un ejército de Templarios para luchar en una nueva Cruzada: Su Santidad el Papa Benedicto XVI.

Difundido por el Vaticano, el documento titulado “Los niños y los medios de comunicación social: un reto para la educación” contiene comentarios del Papa sobre cómo la competencia entre los medios de comunicación provoca que éstos bajen sus estándares.

“Toda tendencia a producir programas -incluidas películas de animación y juegos de video- que exaltan la violencia y reflejan comportamientos antisociales o que, en nombre del entretenimiento, trivializan la sexualidad humana, son una perversión”, escribió Su Santidad, en el texto que será publicado el 20 de mayo de 2007 con motivo de la 41 Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales.

Mi lógica me dice que, de ser los videojuegos una perversión, jugarlos me convierte, además de en un videojugador, en un pervertido. No sería la primera vez que me lo dicen, pero viniendo de Benedicto me hace sentir bien.

Si Kevin Smith me ha enseñado algo es que El Hijo de Dios dijo a Pedro: “Todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:19). Ergo, siguiendo las leyes dogmáticas de la Iglesia Católica, y citando a Bartleby, “si el Papa dice que es así, Dios debe de estar de acuerdo”.

Creó que debo reconfirmar esa reservación que hice en Pandæmonium años atrás; no quiero llegar y que mi lugar en el Sexto Círculo ya esté tomado.

FUENTE: El NORTE, El Universal, CNN
FOTO: AP-Pier Paolo Cito